Opinión
Editorial
Somos semifinalistas
El independiente del valle de Sangolquí, siendo un equipo de bajo presupuesto en el que no hay jugadores que ganen como estrellas europeas, le dio gran satisfacción a la afición ecuatoriana, venciendo en su casa a un equipo mexicano de altos quilates en la Copa Libertadores.
Independiente supo jugar el partido, luego de recibir 2 goles en un descuido increíble por la banda derecha, los 2 de idéntica factura.
Pero el modesto equipo no se desalentó con ese score que hacía presagiar que recibiría una goleada. El pundonor, la certeza de su entrenador consiguieron lo que al parecer era imposible: logró un gol que empató la serie y conduciría el encuentro a definirse por penales, en los cuales la ventaja llevaba el Independiente contando con un arquero que, de nuevo, fue el héroe del encuentro, frente a un arquero mexicano que no tiene una buena calificación.
Y así fue. El equipo ecuatoriano no falló en los penales y su arquero tapó un disparo y otro les salió desviado a los mexicanos. El resultado fue de 5 a 3 y la clasificación para las semifinales frente a un equipo argentino de grandes pergaminos como es Boca Juniors.
Réplicas y “contrarréplicas”...
Las réplicas sísmicas, secuelas del terremoto del 16 de abril, que lamentablemente se han producido en el país, tienen aterrorizada a la población por razones obvias. No hemos estado, ni estamos, y nadie sabe hasta cuándo estaremos preparados para actuar dejando el miedo a un lado frente a situaciones producidas por la naturaleza.
Estas réplicas, repetimos, tienen asustada a las gentes de nuestra patria. Pero las “contrarréplicas” son las que tienen fastidiada, atosigada, hastiada, cansada, “estresada” a todos los habitantes de la república. Esas son a las que nos someten casi cotidianamente quienes, por creerse intocables, solicitan a los periódicos del país, radiodifusoras y televisoras que se les permita “contrarreplicar” algo que alguien dijo sin que sea del gusto y manera de pensar del “replicante”.
Estas “contrarréplicas” nada aclaran. Por el contrario, dejan en el limbo a los que se ven obligados a verlas, leerlas o escucharlas. Es una pérdida de tiempo. Si no viviéramos en el país de ‘Absurdistán’, lo lógico debería ser que entre el “replicante “ y el “contrarreplicado” haya un debate serio para que cada uno defienda sus puntos de vista, vis a vis, como se dice.
Pero como la “contrarréplica” se hace sin la presencia de uno de los dos “personajes” de esta tragicomedia, los televidentes, los lectores, los radioescuchas se ríen de esta especie de show mal interpretado. Que se acaben estas “novelerías” para que el tiempo se invierta mejor, en asuntos de mayor trascendencia. (BLC)