Opinión
Editorial
Droga en submarino
Ya se sabía que los narcotraficantes utilizan todos los medios para transportar su droga, incluso se había capturado un submarino artesanal construido con ese objeto. Pero un gran cargamento de la droga en un minisubmarino no se había confiscado hasta que, en aguas internacionales cercanas a las costas de Ecuador y Colombia, se capturó un artefacto semisumergible llevando una tonelada y media de droga, gracias a la colaboración de las policías de los dos países. Y constituye un ejemplo de lo que hacen los narcotraficantes para burlar la vigilancia policial y para transportar su maléfica mercancía.
La ruta habitual es el transporte por carreteras en vehículos camuflados que, algunas veces, tienen la complicidad de ciertas autoridades que lo hacen para obtener un dinero sucio, manchado con un delito que causa no solo daño material, sino que ocasiona consecuencias graves generacionales.
Las fuerzas especializadas en el combate contra el narcotráfico deberían contar con los medios necesarios y suficientes para enfrentar una tarea en la cual los delincuentes poseen medios y mucho dinero para su infame actividad.
Memorias de “la gloriosa”
En este mes de mayo que está por concluir se ha rendido homenaje, universalmente en el primer día, a la noble función del “camello”, recordando la sangrienta represión de Chicago, en la ‘Yoni’, país ultracapitalista que, paradójicamente, provocó esta efemérides “rojilla”.
Y en el domingo siguiente, tal vez bajo el grito un tanto marxista de “hijos de todos los países uníos”, se recordó, con amor y gratitud la sagrada función de la maternidad, lo que no dejaron de aprovechar los comerciantes de siempre para aumentar sus ventas.
Pero este mes, que es primaveral para los países de cuatro estaciones, debería servir también a los ecuatorianos, que se precien de tener memoria de elefante y no de hormiga, para recordar y hasta celebrar esa revolución del 28 de mayo de 1944, que el vulgo calificaría como “la gloriosa” para la posteridad. Un día como mañana se derrocó al gobierno de Arroyo del Río, acusado de tener la culpa del Protocolo de Río que mermó nuestro territorio, y de aplicar un sistema de represión que obligó a que, ante la urgencia, se unieran comunistas con curuchupas y liberales con conservadores, quienes luego formaron, al amparo de la sigla ADE, el movimiento subversivo que estalló en Guayaquil y así dio paso al Segundo Velasquismo.
Y bueno, el doctor Velasco Ibarra volvió al poder 3 veces más. Aunque no se ha repetido en el Ecuador esa unión de la izquierda con la derecha, que ahora podría parecer tan aberrante... (FCV).