Opinión
Editorial
La tarifa del transporte público
La empresa municipal a cargo de la organización, vigilancia y más problemas del transporte en Guayaquil, autorizará subir la tarifa en 5 centavos, siempre que los buses cumplan las recomendaciones para un mejor servicio.
Con frecuencia quienes manejan el transporte público, taxis y buses, se comprometen a mejorar la atención al usuario y a cumplir con las exigencias de las autoridades, pero casi siempre faltan a sus compromisos. El transporte sube la tarifa, pero los transportistas no hacen lo prometido para conseguir el incremento; las correspondientes autoridades hacen la vista gorda y el transporte público sigue con las mismas fallas.
Un caso típico de esta realidad es el taxímetro. Se dispuso que lo instalen obligatoriamente. Se los instaló, sin embargo no hay un solo taxi que utilice el taxímetro en Guayaquil.
Lo mismo ocurre con los buses. Prometen mejorar el servicio, pero no lo cumplen. No es aventurado sostener que pronto los buses elevarán la tarifa, pero casi ninguno confirma con el mejoramiento de las unidades y las condiciones del servicio. Ojalá esta vez sí cumplan.
El mensaje presidencial
Según el mensaje a la Nación del presidente Correa el país está de maravilla, en franco progreso, aunque con ciertos problemas debido a la baja del precio del petróleo o al terremoto del 16 de abril como excusas. No admitió que estamos en una crisis económica cada vez más aguda, que el Fisco le debe a las 11 mil vírgenes, empezando por las remesas que debe enviar -por ley- a municipios y consejos provinciales así como a los contratistas de diversas obras públicas; que siguen sin cobrar personas de la 3a. edad por devolución del IVA, etc., lo cual evidencia que las cosas andan lejos de estar bien. Y si no firmamos el Tratado con la Unión Europea este mismo año, el panorama será de llorar.
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ANTE TODO, EL “último” mensaje de Correa es, en realidad, penúltimo, pues aún le falta el que debe pronunciar el 24 de Mayo del 2017, día en que se presentará ante el Congreso portando la banda presidencial, la cual -luego de su intervención- debe sacársela y colocarla en el pecho del nuevo Jefe de Estado elegido en los comicios del 2017, quien -a su vez- a continuación hablará iniciando su período. ¿Quién será? La respuesta la tendremos en las elecciones de febrero próximo.
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EL ANUNCIO PRESIDENCIAL de que se fusionarán o suprimirán algunas de las tantas nuevas dependencias públicas (pero menos el tan cuestionado Ministerio del Buen Vivir) merecerá otro comentario ante la estrechez del espacio.