Opinión
Editorial
El feriado a raíz del terremoto
Ya se ha hecho norma administrativa cambiar las fechas históricas cuando caen a mitad de semana, por una celebración que imponga un largo feriado en favor del turismo interno y así promover sus negocios. Pero hay fechas emblemáticas que no debieran moverse, porque al hacerlo se va perdiendo el sentido patriótico de la celebración por un día de asueto.
El 24 de Mayo es una fecha clave en la historia nacional y en su último aniversario se movió el feriado buscando impulsar el turismo hacia las zonas que sufrieron el terremoto. Explicable el cambio, pero sin éxito, porque varias zonas afectadas aún no están aptas para recibir visitantes en medio de los escombros como ocurre, por ejemplo, en Portoviejo o Bahía. Y, por estas circunstancias, el 24 de Mayo pasó casi desapercibido y las playas y lugares de descanso de las zonas afectadas no recibieron los visitantes que esperaban por dos razones principales: porque hay un problema económico severo, presente desde antes del desastre que trajo el terremoto, y porque el sismo ha causado justificado temor en todos los ecuatorianos.
Así, no se alcanzó el deseo del cambio y la fecha emblemática pasó casi desapercibida.
Detectando terremotos
Escuché a un funcionario explicando qué se debe hacer y evitar en caso de terremotos. Dijo que segundos antes de que se produzca un sismo, este ya ha sido detectado por gatos, perros, etc. Afirmó, con conocimiento de causa, que en las granjas, los pollitos y las gallinas dan la voz de alerta. Casi en forma simultánea, perros, gatos y los vacunos también “dan la alerta” de que algo anormal es inminente.
En el susto, el ser humano comete errores como buscar las escaleras, querer asomarse a las ventanas o balcones para saber qué pasa, lo cual es una ingenuidad, porque justamente escaleras y balcones en mal estado son los que primero se van al suelo pudiendo ocasionar más de una tragedia.
Afirmó que lo que se debería hacer es buscar el marco de una puerta si piensa que le va a dar protección.
Quizás ponerse debajo de una mesa, si deduce que le daría protección. Pero lo mejor es la prudencia, sacar “valentía de donde no tenga” y agarrar su “bolso de vida” que siempre debe estar a la mano. No solo uno sino dos o más, de acuerdo al número de personas.
El expositor explicó que el “bolso de vida” es justamente una bolsa de material resistente donde permanentemente se debe tener fundas con agua para tomar (no botellas porque estas pesan). Igualmente debe tener velas, fósforos, linterna, mercurio cromo, algodón por si es necesario curar alguna herida.
Por Vicente Flores L.