Opinión
Editorial
Huelga de hambre por falta de pagos
Parece increíble que los proveedores del Estado, aquellos que se encargan de pequeños servicios, deban declarar una huelga de hambre porque el Gobierno no les paga. Son pequeños empresarios que no pueden mantener sus actividades con la alta cartera vencida que no cancela el fisco. Y no es que no se les reconoce la deuda, sino que es grave la liquidez de la caja fiscal que carece de dinero aún para satisfacer esas pequeñas deudas que para sus acreedores resultan vitales y, por eso, han decidido llegar al extremo de declarar la huelga de hambre que cuenta con algunos participantes y que se prevé que seguirán sumando nuevos activistas.
Pero esas pequeñas sumas que no se cancelan también tienen otros rubros, igualmente pequeños, que son los reembolsos del pago indebido del Impuesto a la Renta que el organismo pertinente no solo ha reconocido explícitamente, sino que ha emitido unas resoluciones que afirman la legitimidad del reembolso que no se acredita en las respectivas cuentas individuales. Según los funcionarios del SRI, el Ministerio de Finanzas no cancela los correspondientes valores. Así de preocupante es la actual situación fiscal.
“No sean malitos: No me dejen ir”
Dicen que el ejercicio del poder, para algunos políticos, es como una droga. Quienes llegan a el no quieren irse por nada del mundo. Hacen mil y un malabares para encontrar la fórmula mágica para perpetuarse, olvidándose que nada es eterno y que “hoy somos y mañana, que no somos nada” ....
Estas reflexiones que las hace un ser normal no las hacen los “embriagados” por las ansias de mando. Posiblemente esto es lo que le sucede a Evo Morales, el de Bolivia. Hace pocos meses, en sus ansias locas por quedarse “hasta que la muerte los separe”, convocó a un referéndum popular para que sea el pueblo boliviano el que en las urnas diga “sí o no” para que siga como presidente luego de que concluya su actual mandato. Los bolivianos le dijeron que “no” con una votación de más del 50 por ciento de los electores. Morales, hecho el demócrata, aceptó el mandato de su pueblo y expresó, para que el mundo lo oiga, que se retiraría del poder con el pensamiento puesto en sus compatriotas. Lo cual no es una cosa del otro mundo. Pero ahora, sin justificación constitucional o legal, se presenta para decirle al mundo que ha cambiado de opinión y que nuevamente va a proponer otro referéndum para que el pueblo “ahora” le diga que “sí” para que se quede hasta las calendas griegas...
Esta no es la actitud de un estadista, sino la de un hombre enloquecido por el poder y por todo lo que el poder trae consigo...(BLC)
Puntos suspensivos