Editorial

Una resolución ‘¡apocalíptica!’

Lo hemos demostrado hasta el cansancio: las resoluciones de la Supercom contra los medios privados son y serán ‘apocalípticas’ porque pretenden exterminar las libertades de prensa y de pensamiento en el país, imponiendo una sola lógica, la del poder, en el ejercicio periodístico.
En días pasados, recibimos de la Dirección Nacional de Gestión Jurídica de Procesos de Oficio de esta dependencia el reporte interno número SUPERCOM-INPA-028-2016, del 30 de mayo del presente año. En él se emiten nuevamente criterios aventurados y opiniones personales de quien funge como intendente nacional de Vigilancia, Gustavo Vimos, con respecto a la cobertura de EXTRA sobre las dramáticas consecuencias del terremoto del 16 de abril, que dejó tanta destrucción y muerte en Manabí y Esmeraldas.
Al respecto debemos insistir en que los ‘peritos’ que realizan el informe no son especialistas en asuntos psiquiátricos como para asegurar que, tanto el título de portada como las fotos de la edición observada correspondiente al 18 de abril pasado, incentivan el morbo en la población ecuatoriana.
Con esto queda demostrado una vez más que los funcionarios de esta comisaría solo están dedicados a perseguir y a recopilar notas para emitir informes antojadizos, suplantando ilegalmente títulos académicos que no les corresponden y que los deslegitiman como expertos en estos temas.
Además, cuestionar la fotografía de un cadáver con la mitad del rostro tapado, imposible de identificar, entre las ruinas y los titulares “¡Apocalíptico!” y “¡Una luz en medio de las tinieblas!” también nos hace dudar, no solo de sus credenciales profesionales, sino de sus capacidades intelectuales. Porque reflejan evidentes limitaciones en lo referente a la composición gráfica y a la lengua castellana, y por su pretensión de, nuevamente violando la Ley de Comunicación, incitar a la manipulación de una tragedia que fue noticia mundial.
Es inaudito que no se quiera entender lo evidente, que apocalíptico significa, según la Real Academia de la Lengua, “terrorífico o espantoso, generalmente por amenazar o implicar exterminio o devastación” y que ese titular se usó por la destrucción y desolación de dos regiones que parecían zonas de guerra, donde hubo cientos de muertos, y que fue el reflejo de un sentimiento nacional.
Esta actitud es propia de gente que nos acosa y que no tiene idea de cómo se hace un periódico en la sala de redacción, por lo que los retamos a que nos presenten una propuesta sobre cómo se debió tratar el tema sin censura de ninguna clase para no alterar la realidad.
Gracias a estas fotos, el mundo pudo entender la gravedad del terremoto y se movilizó con ayuda inmediata para los damnificados. Pero lamentablemente, aquí la Supercom solo ve morbo donde hubo dolor intenso.
Los diarios internacionales, donde sí se respeta la libertad de prensa, retrataron el tema en sus tapas con la crudeza que ameritaba, porque no estábamos hablando de un paseo por Disneylandia, sino de un terremoto de 7,8 grados que nos dejó atónitos a todos.  
Nos sorprende que, fungiendo de profesionales de la comunicación, estos ‘peritos’ cuestionen títulos y gráficas académicamente perfectos, por lo que asumimos que su único mérito profesional ha sido trabajar como censuradores en la Supercom, faltando a la sagrada misión del periodismo.
Reiteramos nuestro profundo compromiso con la verdad, pero principalmente con nuestros lectores, que merecen información sin distorsiones de ningún tipo, como lo insinúa esta comisaría de la Comunicación, que pasará a la historia como un ente acosador que intentó acabar con el oficio para beneficiar, no a los ciudadanos, sino a los poderes de turno. Por suerte no les resultará.