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Diario Extra Ecuador

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Nos queda la esperanza

Yno solo porque es lo último que se pierde, sino porque la realidad de la Copa América Centenario nos hace vislumbrar nuestro pase a la siguiente ronda. Anteanoche, con un inicio increíble por lo zonzo, nuestra selección retomó  luego  su antiguo ritmo y logró emparejar el encuentro cuando Perú ganaba 2 a 0, y parecía que todo estaba perdido.
De no haber sido por esa actitud incomprensible de los primeros minutos del partido y de casi todo su primer tiempo, la selección ecuatoriana podría estar pisando la segunda fase. Nos quedan aún dos hechos  para ese pase. El uno es que Brasil derrote a Perú, lo cual no es imposible; y que Ecuador se imponga a Haití, lo cual tampoco es difícil, luego de que el seleccionado caribeño fue derrotado por Perú y recibió una goleada con la victoria brasileña de 7 a 1.
Lo que ocurrió en el partido último no es lo que la Tri ha demostrado. Fue un mal rato que  causó 2 goles de Perú en los primeros 12 minutos, y nuestra reacción  para empatar el partido fue  digna de aplauso. Hay que esperar que las cosas lógicas permitan que Ecuador pase a la siguiente fase, aunque se dice que en el fútbol nada hay lógico.


La conscripción y el desempleo

Es realmente asombroso el “patriotismo” de los jóvenes ecuatorianos, de la leva correspondiente a 1997 (o sea adolescentes de 18 años), que apenas se publicó el llamado de las “gloriosas” para que cumplan con el deber de convertirse en conscriptos, acudieron por millares a los cuarteles, formando larguísimas colas de varias cuadras de extensión, para no quedarse afuera de la vida castrense durante 365 días.
Los de siempre, acudiendo a la duda metódica cartesiana, no creen en tamaño amor a la Patria, a la bandera y al uniforme militar, opinan que la gran respuesta de nuestra juventud se debe, sobre todo, a otra causa. Y es la del desempleo que, según los últimos índices que al respecto se han publicado, llega a un porcentaje realmente preocupante. Y claro, esta es una magnífica oportunidad para los desempleados, sobre todo de escasos recursos económicos, de tener en el cuartel cama, comida y habitación gratis. Y, además, la oportunidad, si se portan bien y manifiestan vocación castrense, de seguir la carrera militar y hasta llegar a ser generales o almirantes, con esos sueldos y jubilaciones...
Recordamos que hace algunos años ocurría el fenómeno contrario, pues la mayoría de jóvenes “dieciocheros” se escondían a puerta cerrada para evitar ser capturados por las patrullas encargadas de llevar jóvenes a los cuarteles para cumplir su etapa de conscripción obligatoria. No hay duda, pues, que los tiempos y las necesidades han  cambiado. (FCV).

A fuego lento

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