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Diario Extra Ecuador

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Los fondos del Seguro Social

Empresarios y trabajadores se han unido en un solo bloque para defender los fondos del Seguro Social  que consideran que están en riesgo, tras  medidas adoptadas por sus inmediatamente anteriores y actuales dirigentes.
Los dineros del Seguro Social no son fondos públicos, pues pertenecen a sus aportantes, tanto trabajadores como patronos. Y aunque en varias ocasiones ese ente fundamental del ahorro nacional ha sido acometido por los intereses políticos, casi siempre se ha tenido presente que el dinero es de sus aportantes y, por tanto no constan en el rubro de fondos públicos, básicamente procedentes de tributos, utilidades de servicios, explotación de recursos naturales, préstamos con el exterior, cuyo deudor ha sido casi siempre el Gobierno Central y hasta considerando la deuda interna, muchas veces causada por los préstamos otorgados por el Seguro Social al sector público, que han sido satisfechos debidamente.
Ni siquiera las dictaduras que ha padecido el Ecuador se atrevieron a tocar ni la autonomía ni los fondos del Seguro Social, si no se cumplieron requisitos severos en cumplimiento de los cuales se otorgaron créditos a los gobiernos.

“Agua que no has de beber...”

El filósofo presocrático Tales de Mileto afirmó que  el mundo en que nos ha tocado vivir tiene como su génesis el agua. Es decir, el líquido vital cuya identificación química es el H2O. Sobre este elemento que con el aire y la tierra conforman el planeta, un borrachín adicto al Cuba libre y a la caña manabita dijo que “era la sustancia que los antiguos usaban para beber”...
Pero lo cierto es que sin agua estaríamos más secos que el desierto del Sahara y hubiésemos desaparecido los humanos, los animales y las plantas. Y como a más de usarla para el baño, es indispensable para calmar la sed, sobre todo en el mundo civilizado se la potabiliza. Y así va por las tuberías hasta llegar a nuestros hogares.
Por un criminal descuido cayó sobre un riachuelo que se conecta con el río Daule una gran porción de combustible que envenenó esas aguas. Y La Perla se quedó sin líquido vital por largas horas, con el peligro de que nos quedamos secos para rato. Felizmente el peligro pasó por la rápida y oportuna acción de Interagua. Y el alcalde, muy enojado, ordenó que se castigue a los culpables, aunque alguno de ellos sea su camarada de partido político.
La  experiencia  nos  indica que los porteños estamos expuestos a este tipo de peligros ahora que el “excremento oro del diablo” y sus derivados se  usa tanto en la industria y que, por ende, no solo va a ser culpable de las “vacas flacas”, por su bajo precio, sino también por la contaminación. (FCV)

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