El mundo se ahoga en la desigualdad. Lo palpamos a diario en las calles, donde los rostros del desempleo llenan las aceras, pero también en los trabajos con la brecha salarial se incrementa cada vez más. En nuestro país hay cinco millones de personas que sobreviven a diario con menos de 4 dólares. Lamentablemente, debido en buena parte a la grave crisis ocasionada por la epidemia del coronavirus que nos castiga.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), nuestro país está sufriendo en los últimos meses un retroceso de 10 años y una creciente desigualdad debido, en gran parte, a la falta de disciplina de las grandes mayorías que no respetan las disposiciones que emiten las respectivas autoridades, especialmente los fines de semana.

Crece la desigualdad y la pobreza en nuestras ciudades y eso se refleja en el notorio incremento de la delincuencia, con más crímenes y asaltos callejeros. No faltan ciertos delincuentes que tratan de justificar sus fechorías aduciendo que no encuentran trabajo y que tienen que dar de comer a sus familiares.

Sin duda este grave problema social es uno de los principales dolores de cabeza que tiene que afrontar el presidente de la República, Guillermo Lasso, quien tomará posesión el lunes 24 de mayo próximo. El diálogo y la firme toma de decisiones para favorecer a los más necesitados son lo urgente para frenar la desigualdad.