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Opinión

Un deseo constante: culturizar el carnaval

A través del tiempo, el carnaval ha sido una festividad que mayor cantidad de personas ha concentrado. Algunas veces fue un evento en el cual los integrantes de la sociedad encontraron en ella un momento de diversión y esparcimiento personal y familiar. Pero en recientes décadas, en algunos sectores sociales de las urbes, se fue degenerando hasta constituirse en una modalidad agresiva y atrevida de mojar, enlodar y ensuciar a los transeúntes. Hoy los diferentes organismos e instituciones del país, especialmente los municipios, organizan eventos culturales y fiestas para darle otro sentido. Así invierten recursos para realizar desfiles de comparsas, elección de reinas y bailes populares.

Esta modalidad ha ganado terreno en el país. Especialmente en las capas medias. Pero en algunos sectores de los barrios populares y urbanos marginales todavía se mantiene esa vieja modalidad del juego con agua, polvo, lodo, anilina, hollín, etc.

Por eso es valiosa e importante la tarea de los municipios de Guayaquil, Ambato, Manta, Babahoyo, Milagro, etc., por celebrar el carnaval con prácticas de respeto a la ciudadanía. A esto se llama culturizarlo. Bueno es que la sociedad respalde a los organismos e instituciones que realizan esta tarea y acción.