Una intervención policial más al cerro Las Cabras, de Durán, la ‘mata’ de los sicarios. Una promesa más de limpiar de criminales y de sangre las calles y escalinatas de este sector donde la narcodelincuencia ha secuestrado el grito de ¡auxilio! de los habitantes, quienes callan por temor a morir. 

Una operación más -al menos siete entre los tres últimos gobiernos- que ofrece recuperar el espacio público, con una “iniciativa integral, focalizada, planificada” y otras palabras rebuscadas que las autoridades lanzan con optimismo, pero que luego se diluyen con el pasar de los días. Y todo vuelve a la triste realidad. Ahora prometen “romper esquemas”. 

Pero lo que no debe romperse más es la esperanza de los duraneños de vivir en paz, sin tener que abrir las puertas de sus casas y toparse con cuerpos desmembrados.