Editorial: Fallas tremendas de agentes de la Policía

Tres hechos de violencia están afectando en estos días a la ciudadanía ecuatoriana: el crecimiento del narcotráfico y las redes del micro, muy activo en las ciudades. El segundo, la inseguridad por el crecimiento de la delincuencia que con mayor audacia asedia y ataca. El tercero, agresiones continuas y crímenes a las mujeres (femicidio).

En este hay dos hechos repudiables: el realizado en Quito, de violación y agresión contra una amiga, efectuada por varios hombres. El segundo, el crimen que un inmigrante extranjero realizó a su conviviente. La asesinó frente al público y agentes de la Policía en Ibarra. El país observó impávido cómo nadie intentó salvar a la víctima, falta tremenda de los policías.

Fue la última hora y media de vida de ella, donde la Policía, por carecer de normas jurídicas adecuadas, por el poco entrenamiento y por no cumplir con los protocolos de la ley, el secuestrador y cónyuge la asesinó y también a su hijo que llevaba en el vientre.

Esos hechos deben ser analizados para establecer los límites precisos que hay entre los derechos humanos del delincuente, criminal y asesino, y los de los ciudadanos. Es hora de replantear la legislación y códigos para permitir y facilitar que la fuerza pública actúe como lo demandan los hechos.