Editorial: Entre la fiesta y el abismo
Sin transparencia, sin responsables y sin un plan serio para salir del abismo financiero, el club corre el riesgo de convertir su historia en advertencia
Lo que mal empieza, mal termina. Y todo indica que el 2026 irá por el mismo camino para Barcelona, cuyo año centenario acabó peor de lo esperado: malas decisiones, fracaso deportivo, acusaciones de indisciplina y trabajadores impagos.
El hincha y socio torero está con ‘la sangre en el ojo’ tras una decepción histórica. Más aún cuando, como si nada hubiera pasado, se anunció la Noche Amarilla para el 31 de enero, mientras la dirigencia incumple sus obligaciones en medio de una evidente crisis financiera que asfixia al club y hace temer que armar el plantel del próximo año sea más complicado que un rompecabezas.
Con un déficit que superaría los 60 millones de dólares y conflictos entre socios y directivos por el manejo de la institución, pero sin que aparezca un solo responsable del salvaje endeudamiento, Barcelona va derechito a repetir la crisis de 2009, cuando estuvo al borde del descenso a la B.
Sin transparencia, sin responsables y sin un plan serio para salir del abismo financiero, el club corre el riesgo de convertir su historia en advertencia. El tiempo se agota y, si no hay un golpe de timón inmediato, el Ídolo pagará caro la improvisación dirigencial.