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Opinión

Editorial: Gavilla de corruptos en el IESS

La ‘fiesta de la corrupción’ en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) no para de sorprender al país. Desde gerentes hasta gente de bodegas, pasando por jefes, subdirectores, asesores y exasesores, han hecho de esta entidad su fuente de riqueza, en una gigantesca red de corrupción que no perdona nada: se mete por igual con quienes tienen grades contratos o con quienes, simplemente, después de años y años de aportación ahora quieren obtener una jubilación digna. A todos les saca plata. A todos explota.

Una amplia investigación realizada por la procuradora general de la entidad sacó a la luz la asquerosa manera en que empleados de la misma entidad, desde diferentes puestos jerárquicos, se confabulaban para delinquir. Y para ello tenían establecidas sus cuotas o porcentajes por su ‘amable gestión’.

Son al menos 60 las personas investigadas por esta red de corruptela que termina sangrando la economía de una institución cuyos operadores y empleados se deben al servicio de los afiliados. Cobran para servirlos, no para robarles, como lo habrían venido haciendo.

Guayaquil, Quito, Cuenca, Ambato, Portoviejo y otras ciudades han estado bajo esta gavilla de corruptos que no tuvieron piedad alguna y que incluso en plena pandemia hicieron grandes negocios.

Mientras tanto, en los hospitales no hay medicinas y los afiliados deben esperar semanas y a veces hasta meses por una atención médica. Así, clamando ayuda y esperando turno, solo deben ver cómo la fiesta de la corrupción hace de las suyas en el IESS.