Editorial: ¡La inseguridad se ‘pasea’!

La Policía sigue en las mismas: esperando que pase algo grave para recién reaccionar. No se anticipa, no previene. Solo se mueve cuando los videos de robos, grabados por cámaras de casas y locales, revientan en redes sociales y dejan en evidencia la ausencia de patrullaje. Recién ahí salen de su zona de confort.

Y lo más indignante es que esto ocurre justo cuando más ‘pilas’ deberían estar. La venta de monigotes en la calle 6 de Marzo y en otros puntos comerciales de Guayaquil concentra a cientos de familias, comerciantes y turistas. Es una temporada clave, conocida y planificada todos los años. Pero aun así, allí la Policía se quedó de año en seguridad.

Ya está más que claro que no se puede dar ni un centímetro de ventaja a los hampones. Sin embargo, los encargados de los operativos parecen haber olvidado que su trabajo es priorizar el control en zonas críticas. No es un sector cualquiera: en las últimas décadas la calle 6 de Marzo se volvió un punto turístico tradicional, una postal popular de fin de año.

Lo mismo ocurre en el suburbio, donde la exhibición de monigotes gigantes atrae a propios y extraños. Ahí también debería existir un blindaje policial permanente. Guayaquil no puede seguir dependiendo de videos virales para que la autoridad cumpla con su deber. La seguridad no se improvisa, se previene. Y eso, una vez más, no se está haciendo.