Editorial: Alerta roja para la justicia y el país
Aquí no se trata de egos ni de pulsos políticos: se trata de transparencia y de tomar decisiones claras. Y la más clara, en este caso, es una sola
Ecuador no puede funcionar bajo chantaje. Ni el presidente puede dejarse amarrar por amenazas, ni el titular de la Judicatura, cuya imparcialidad está seriamente cuestionada por sus vínculos y conflictos de interés, puede seguir al frente de una institución clave. Aquí no se trata de egos ni de pulsos políticos: se trata de transparencia y de tomar decisiones claras. Y la más clara, en este caso, es una sola: que se diga toda la verdad y que quien preside la Judicatura renuncie.
Después de lanzar la advertencia de que va a destapar los ‘trapos sucios’ de todos en la Asamblea, el presidente del Consejo de la Judicatura quedó atrapado por sus propias palabras. Si habló de irregularidades y corrupción, ahora le toca probarlo, sin medias tintas ni mensajes entre líneas.
El Gobierno tampoco puede dejar que esto se diluya. Al presidente de la República le corresponde exigir que esas supuestas revelaciones se hagan de inmediato. Una amenaza no puede convertirse en una excusa para frenar investigaciones ni evadir controles.
El contexto es demasiado grave como para hacerse el distraído. Un juez anticorrupción denunció presiones para fallar a favor de un narcotraficante serbio y la retirada de su protección policial. Eso no es un chisme político, es una alerta roja para la justicia y el país.