Editorial: El mejor aliado de los corruptos
Promesas vacías, hospitales colapsados, carreteras en ruinas y un país que se desmorona mientras los gobiernos repiten el mismo libreto
Gobierno que llega, gobierno que repite el mismo libreto: prometen el oro y el moro, se sacan la selfi con la bandera, lanzan discursos que suenan bonito... y después, nada. Los ministros, en vez de hablar claro y rendir cuentas, se esconden o salen con el típico carrete de siempre. Mucho adorno, cero acción. Y mientras ellos juegan al “no pasa nada”, el país se desmorona de a poco.
El Hospital Teodoro Maldonado es un ejemplo claro del desastre. En vez de ser un lugar donde los afiliados reciban atención digna, parece que lo tienen secuestrado mafias que lo exprimen sin que nadie les ponga un alto. Ya ni las intervenciones sirven. La corrupción ahí no es una excepción, ya parece parte del decorado.
¿Y las carreteras? Puro hueco, puro derrumbe, puro riesgo. Vitales para mover la economía, el turismo y hasta para que llegue la seguridad... pero nadie las atiende como se debe. Lo que hay son anuncios sueltos y soluciones parche. Igualito que todo lo demás.
Hasta en el fútbol se nota la decadencia. Barcelona y Emelec, que antes nos hacían vibrar, ahora son reflejo del desorden y la mala gestión. Pero lo que más duele es cómo nos hemos acostumbrado. La gente ya ni se indigna. No hay presión, no hay reclamo, no hay calle. Y ese silencio es el mejor aliado de los corruptos.