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Opinión
Editorial: La propaganda mural
Usan pintura, grandes caracteres de las letras, cartelones incrustados en las paredes, y en fin, una serie de artificios prohibidos para colocar la propaganda electoral.
Usan pintura, grandes caracteres de las letras, cartelones incrustados en las paredes, y en fin, una serie de artificios prohibidos para colocar la propaganda electoral en las paredes que, además, no siempre ni siquiera es llamativa, sino hecha como al desgano, en veces ofensiva como una leyenda intolerable, que por ejemplo encuentra en las paredes de Quito, nuestra capital, con fuertes caracteres que dicen: “Rodas, ni en tu casa te creen”. Y hay otras peores aún.
Pero la falta de respeto tanto a las personas como a los edificios donde se pintan esas propagandas ya ha sido observada especialmente por ciertos municipios que advierten a los partidos y grupos electorales la obligación de respetar los espacios públicos de la respectiva ciudad; y deben colocar la propaganda mural solo en determinados lugares, pero respetando a las personas. Así lo ha hecho el Municipio de Guayaquil y en esta misma línea acaba de pronunciarse el supremo organismo electoral.
Y tiene toda la razón, porque la lucha política no puede ser ocasión para que se pintarrajee abusiva y grotescamente a las ciudades, un notorio delito que es castigado por las leyes correspondientes.