Opinión
Editorial: Una semana agitada
Y más aún controversial, porque en el transcurso de estos días se están debatiendo muy importantes asuntos que tienen que ver con la ética y la corrupción, envueltos en esos términos, los más altos mandatarios del país.
Y más aún controversial, porque en el transcurso de estos días se están debatiendo muy importantes asuntos que tienen que ver con la ética y la corrupción, envueltos en esos términos, los más altos mandatarios del país.
Porque uno de ellos, Jorge Glas Espinel, se encuentra inculpado de graves quiebras de la deshonestidad. Y el otro, en cambio, Lenín Moreno Garcés, actúa como estandarte de la corrección, a tal punto de que ha dicho dos cosas muy importantes: que quiere, como presidente constitucional de la República, que su gobierno sea el más honesto de la historia nacional.
Y lo otro, que el dedo acusador apunta al vicepresidente, que se halla despojado de todos los encargos administrativos que le otorgara al principio del actual gobierno el mismo jefe de Estado.
El desenlace de esta controversia no podría ser otro que declarar una supuesta inocencia del vicepresidente Glas o establecer su culpabilidad, lo cual implicaría no solo su destitución, sino su juzgamiento y culpabilidad, con todas las graves consecuencias que eso conllevaría.
De todos modos, lo que se está jugando en esta controversia tiene que desembocar en una trascendencia histórica. Y su desenlace marcará un hito en el destino del país.