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Opinión
Editorial: Choque en alta mar
Los accidentes de tránsito que enlutan al Ecuador se dan, en su mayoría, por desperfectos carrozables, impericia de los conductores, excesivas velocidades sin ningún control; y esos accidentes dejan víctimas mortales, a veces en número alto.
Los accidentes de tránsito que enlutan al Ecuador se dan, en su mayoría, por desperfectos carrozables, impericia de los conductores, excesivas velocidades sin ningún control; y esos accidentes dejan víctimas mortales, a veces en número alto.
Pero un accidente en alta mar es una cosa que ni siquiera se puede imaginar. El mar es enorme, de una anchura colosal y los buques van a velocidad bastante moderada, a pocos nudos por hora. Pero a pesar de estas realidades, como una cosa inmensamente extraña chocaron dos barcos, uno de ellos ecuatoriano, con consecuencias lamentables.
¿Cómo pudo producirse una tragedia así? ¿Sería que la niebla había imposibilitado toda visión? Pero los barcos tienen implementos para hacer notar su presencia, aún en la más profunda oscuridad, por lo tanto no se puede culpar a la naturaleza por la causa del trágico suceso. Allí debió ocurrir lo que se dice de un percance aéreo: una falla humana, que de ninguna manera se podría justificar. Casi nunca ocurre una cosa semejante, pero se dice que siempre hay una primera vez, y esta primera vez debe investigarse para establecer responsabilidades.