Opinión
Editorial: Depuración de los policías corruptos
La Policía Nacional tiene el permanente y complejo deber de velar por la seguridad y tranquilidad de los ecuatorianos.
La Policía Nacional tiene el permanente y complejo deber de velar por la seguridad y tranquilidad de los ecuatorianos. Por ello está obligada a contar con un personal, entre oficiales y tropa, no solo bien preparado para el cumplimiento de sus cotidianos deberes, sino también que tengan sus integrantes una idoneidad moral a toda prueba para que, de esta manera, no afecten el buen nombre de la institución y para que, sobre todo, cumplan a cabalidad sus celosas y a veces tan peligrosas funciones.
Sin embargo de este celo observado por la superioridad policial, se han dado frecuentemente casos de malos servidores uniformados que en vez de cumplir sus funciones más bien se han pasado al lado contrario, es decir al cometimiento de delitos.
Es por eso que se ha llevado y se lleva una labor de purga para apartar a los malos servidores descubiertos en actos incorrectos.
Así, por ejemplo, acaban de detener a 4 policías que circulaban en vehículos sin placas y otros 2 uniformados también están tras las rejas por el tan bullado caso de la utilización de los terrenos de El Aromo, en la provincia de Manabí, por el narcotráfico, entre otros hechos anteriores que han obligado a la acción severa contra los malos agentes.