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Opinión

Editorial: Fiesta cívica empañada

Los ecuatorianos seguimos sufriendo desmanes, violencia y destrucción provocada por gente interesada en implantar el caos con fines netamente políticos.

Los ecuatorianos seguimos sufriendo desmanes, violencia y destrucción provocada por gente interesada en implantar el caos con fines netamente políticos. Se quiere desestabilizar al régimen, hasta el punto de pedir la destitución del presidente Lenín Moreno.

Ante las restricciones adoptadas para proteger al colectivo social, los guayaquileños no han podido participar en el desfile cívico – militar que, como todos los años, se cumple para rendir justo homenaje a los próceres que forjaron el 9 de Octubre de 1820, y no solo la independencia del puerto principal, sino del territorio de lo que en épocas coloniales se llamó la Real Audiencia de Quito y que pasó a constituir, luego, parte de la Gran Colombia. Y a partir de mayo de 1830, la actual República del Ecuador.

Sin embargo, el espíritu cívico y rebelde de los guayaquileños los hizo salir en este día tan glorioso a las calles, en horas de la tarde, bajo la convocatoria de la autoridad municipal, para expresar su rechazo a la violencia y al caos provocado por indeseables figuras políticas y grupos vandálicos interesados en alterar la paz forjadora de tranquilidad y progreso.

Guayaquil se ha vuelto a identificar, así, con las legítimas aspiraciones nacionales de progreso y patriotismo.