Editorial: La excanciller y el avión presidencial

Hizo bien el primer mandatario al respaldar a su excanciller Espinosa para presidenta de la Asamblea de la ONU, porque una derrota en esa postulación no habría sido solo un fracaso personal, sino que hubiera incidido en la figura del Ecuador en el exterior.

Pero todo tiene un límite y ese límite fue sobrepasado al utilizar el avión presidencial, con notorio exceso.

El servicio exterior está representado casi en todos los Estados del mundo y sus titulares tienen la obligación de apoyar a su canciller, a no ser que los respectivos diplomáticos no hayan sido reemplazados con el nuevo régimen, pues algunos de ellos solo servían para palanquear los Honoris Causa que tanto le gustaban al expresidente Correa.

El costo de casi cien mil dólares en la operación del avión para servir a la excanciller es excesivo, pues los mismos resultados se hubieran obtenido si se utilizaba la primera clase de los vuelos comerciales, con un costo que no pasaba de unos 15 mil dólares; y el ahorro en esta crisis aguda es un deber moral de los gobernantes.

El exceso en el gasto debe analizarse en las circunstancias en que está la caja fiscal, luego del desastre de la malhadada década que fue dominada por el expresidente Correa y su círculo íntimo.