Desde hace un cuarto de siglo, en este mes se ha venido efectuando la teletón para recaudar fondos en beneficio de los niños pobres. En esos 25 años ha ido creciendo la recaudación hasta el récord reciente de un millón seiscientos mil dólares.

¿A qué se debe este éxito creciente? A dos características del guayaquileño, su generosidad y su solidaridad. La una que se manifiesta en la ayuda a los más necesitados. La otra, el apoyo al voluntariado social en favor de los pobres, los desvalidos y los enfermos graves sin recursos. Se agrega el hecho de que lo recaudado va totalmente al servicio de los sectores sociales más necesitados, especialmente de los niños que esperan la alegría de un juguete.

Esas características del guayaquileño expresan el alma colectiva de esta ciudad que cumple diariamente jornadas en las que se expresan los más altos y nobles sentimientos.

Vivimos ahora circunstancias difíciles. Hay desempleo y angustias, pero en medio de estos factores, los guayaquileños, en un solo día, fueron capaces de aportar esa gran suma para el servicio de niños y adultos sin recursos, lo cual merece consignarse.