Opinión
Editorial: La unidad nacional
La realidad que ha dejado el último proceso electoral es que el país está dividido en dos mitades. La una fortalecida desde el Poder, la otra, desde la oposición. Y los primeros movimientos del nuevo gobierno aún no determinan que vaya en pos de la unidad nacional.
En efecto, se designó un presidente que es conocido por buscar las aperturas, y un vicepresidente que representa más bien la continuación del correísmo. El nuevo Jefe de Estado será, también, máximo dirigente del partido oficial, pero quien tendrá las decisiones partidistas será un personaje cuya posición política es evidente. Así, el nuevo régimen aún no garantiza una apertura seria para encontrar la unidad nacional, aunque el presidente electo haya prometido a los dignatarios de la Conferencia Episcopal que impulsará las medidas para lograr la unidad.
Falta conocer el nuevo gabinete, que tendrá, como antes, decenas de ministros y secretarios de Estado con rango ministerial para emitir un juicio respecto de la promesa por la búsqueda de una unidad que podría quedar fracturada en dos mitades, si no se cumple lo prometido.