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Opinión

Editorial: Una celebración pendiente

El estadio Monumental estuvo, el pasado domingo, lleno de bote a bote con el color amarillo del Ídolo llenando desde las graderías a los palcos y las suites.

El estadio Monumental estuvo, el pasado domingo, lleno de bote a bote con el color amarillo del Ídolo llenando desde las graderías a los palcos y las suites. La enorme hinchada del cuadro torero, el más popular del país, asistía no solo para deleitarse con las inesperadas emociones del Clásico del Astillero, sino también con la seguridad de que el equipo que ha tenido un notable desempeño en el campeonato nacional de fútbol de este año (fue el triunfador de la primera etapa), que solo necesitaba de un empate para campeonar, debía dar la vuelta olímpica, con su décimo quinto título, ante el aplauso de millares de sus parciales.

Lamentablemente para la emotiva hinchada torera, esta celebración no se dio debido a que el score frente a su eterno rival, el Emelec, les fue adverso por dos goles a uno. Por lo cual el agasajo hubo de ser postergado para una próxima ocasión, ya que al Barcelona le faltan por jugar aún dos partidos hasta la terminación del torneo y solo necesita de un punto para coronarse. Y uno de esos partidos, contra el Aucas que sufrió ya el descenso de categoría, lo jugará en su propia cancha, lo que le da una enorme ventaja.