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Opinión

Desde la redacción: La moral de los hipócritas en la web

Las redes sociales se han convertido en cloacas en las que gente sin escrúpulos desahoga todas sus frustraciones, odios, complejos y vanidades.

Las redes sociales se han convertido en cloacas en las que gente sin escrúpulos desahoga todas sus frustraciones, odios, complejos y vanidades. Los recientes vídeos sexuales filtrados en el internet de conocidos personajes de la televisión ecuatoriana solo desnudan de cuerpo entero a una sociedad hipócrita y pacata que se escandaliza cuando ve a dos -o a tres- personas dando rienda suelta a sus pasiones, como si los demás no hiciéramos lo mismo (o más), pero entre cuatro paredes. Ellos son tan conscientes de sus actos, que se filman sonrientes, mostrando sus rostros en sus teléfonos celulares, desafiando al riesgo de que su privacidad se convirtiera en pública por su propio descuido. El problema no radica en que esa gente haga lo que le venga en gana con su cuerpo, sino en la falta de cuidado al momento de manejar su intimidad, porque tarde o temprano desaparece el aparato y todo sale a la luz, convirtiéndose en un asunto viral por la popularidad de su protagonista. Que una mujer practique el sexo con libertad no la descalifica como persona ni como profesional, porque no está cometiendo ningún delito y tampoco debe avergonzarse por eso. Es muy diferente si se filtra el vídeo de una agresión física o psicológica a una joven que se ve acorralada por su pareja en un departamento y que luego se grite a los cuatro vientos que eso es un asunto privado, como si la violencia de género fuera un problema solo de pareja en el que nadie se debiera meter. Pues no existe en la sociedad actual un tema más escandaloso, público y político que ese, porque nos concierne a todos por igual. Es precisamente eso lo que debemos rechazar y cuestionar sin dilaciones, no lo que los demás prefieran en la cama.