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Comportamiento ante la tragedia
Cuando se producen hechos graves como los terremotos en las grandes urbes, lo común son los saqueos. Hasta hoy, en las zonas afectadas no se han dado graves hechos y, en general, las personas, llevando el peso de la tragedia, se han comportado moderadas pese a las angustias y pesares que han provocado los sismos que han destruido servicios esenciales, muchas viviendas en varias ciudades y han causado más de 500 muertes.
Ni mayores saqueos, ni grandes asaltos se han denunciado en estos negros días. Sí se han dado pocos hechos aislados, algunos ejemplos de la viveza criolla que suele aparentar tristeza y dolor para reclamar una donación, pero nada que pudiera avergonzar a la comunidad. Todo lo contrario, personas de toda condición, inmersas en la tragedia, han extraído fuerzas de su voluntad para mitigar el propio dolor y el de los compatriotas, demostrando un espíritu de alto valor.
Debe continuar el proceso de la reconstrucción que demandará bastante tiempo, mucho dinero y buena capacidad de organización y ejecución.
Sacudón tras sacudón
El terremoto del 16 de abril último dejó al descubierto la vulnerabilidad que tenemos los ecuatorianos ante las catástrofes. Las cantidades invertidas en previsión y el número de Ministerios y Secretarías no dieron resultado. El 911 colapsó. Quedó evidenciada la falta de fonditos para las emergencias.
El sacudón sigue para el pueblo y no para los gobernantes. La sociedad civil respondió admirablemente y acudió al llamado de los hermanos de Manabí y Esmeraldas. Las ayudas fueron de toda índole al igual que la de los gobiernos amigos y organismos internacionales. ¡Eterna gratitud!
El pueblo está siendo sacudido con una cantidad de tributos y contribuciones, sin que el Gobierno demuestre su intención de aminorar sus gastos. La supresión de las sabatinas y Ministerio de la Felicidad, fue solo amague, como uno de tantos...
Los impuestos creados y por aprobarse, impactarán negativamente en la economía y aumentarán más la crisis que vive el país. La industria y el comercio, así como las economías familiares tenderán a colapsar y la recaudación del Gobierno disminuirá. Se calcula que unos 12 mil tenderos tendrán riesgos en sus negocios.
Los dolores del terremoto no han permitido que el pueblo asimile lo grave de los nuevos tributos. Las leyes aprobadas ya de una manera veloz no promoverán el optimismo popular; al contrario, afectará a los de menores recursos.