Confiemos en que el próximo año la efeméride de Guayaquil por su independencia, que es el 9 de Octubre, no se la cambie para el 8 de octubre, como por desgracia sucedió este año. Hay novelerías que no pueden pasarse por alto. Es inconcebible que el preciso día que se recuerda la emancipación política de Guayaquil, los actos que se llevan a cabo en toda la ciudad no puedan celebrarse con la solemnidad debida, porque la gente está trabajando, la circulación de vehículos es normal, pero atenta contra el desenvolvimiento de desfiles y todos los eventos oficiales que se llevan a cabo ese día. El argumento que se esgrime para que tal novelería se produzca es que de esta manera se “fomenta el turismo”. Puede ser que esto sea así. Nadie ha logrado determinar si esto es verdad o no. Sea o no verdad esta aseveración lo único real es que el 9 es el 9, pésele a quien le pese. No hablamos líricamente. Por el contrario, queremos ser pragmáticos. No olvidemos que los pueblos deben respetar las fechas memorables que les dieron libertad, como es el caso del 9 de Octubre de 1820. Ojalá la razón se imponga en algún momento y volvamos a celebrar a partir del próximo año las fiestas de Guayaquil en su día preciso.

Excitamos a la sociedad guayaquileña, representada por sus distintos gremios, para que haga las gestiones del caso, encaminadas a lograr que se derogue esta novelería que perjudica a nuestra ciudad.