El amor a las drogas

Por Dr. Alexander Cajas S.

No entiendo cómo antes, cuando no había “tanta” ciencia y tecnología como ahora, en nuestra niñez y juventud la pasábamos disfrutando de la naturaleza y haciendo mucho deporte. En Riobamba en el colegio y en Cuenca en la universidad jamás oí hablar de drogas, a excepción de las aceptadas como el alcohol y el cigarrillo.

Ahora la situación es grave. He visto en mi consultorio jóvenes campesinos que consumen drogas, uno se quejaba de dolores musculares, principalmente de la espalda, otro llevaba dos días sin dormir: irritado, nervioso, exaltado. A los dos tuve que mandarlos a centros especializados para que los traten.

La situación es grave. Jamás se debió permitir el consumo de drogas, ni un gramo. Más bien su ingesta de pequeñas cantidades produce una adicción que después te convierte en un esclavo. Es mejor no consumirlas, porque después son inútiles los arrepentimientos. Lo mejor es no entrar en el infierno de las drogas, que al principio puede ser agradable, pero con el tiempo vienen las angustias, los dolores, la falta de dinero, la pérdida de la autoestima, el aislamiento, la miseria. Se daña el cuerpo, la mente, el alma. Se daña a las personas que más amamos como son los padres, hermanos, amigos, Todos huirán y se convertirá en una pesadilla. Así que, por favor, mejor nunca, oye bien, nunca te metas con esas porquerías.