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Opinión

El insulto y la sátira entre nuestros políticos

El insulto y el elogio son las antípodas que se utilizan cuando alguien quiere referirse a otra persona a quien considera amigo del alma o un sujeto despreciable. Y en la política nacional se han utilizado más las frases en contra que las a favor.

Un viejo periodista guayaco, César Burgos Flor, acaba de publicar una original obra al respecto que titula: “El insulto en la política ecuatoriana”. Y cita como ejemplos a 16 ciudadanos que van desde Rocafuerte y García Moreno hasta Don Buca y Rafael Vicente.

Así, Rocafuerte, nuestro segundo presidente de la República al referirse a su exsocio político, J.J. Flores le dijo: “disoluto, vulgar, hijo espúreo del Ecuador”. Y don Gabriel señaló que “Urbina es un monstruo que hasta al patíbulo infamaría”. Juan Montalvo expresó que Veintimilla era “un excremento de García Moreno”.

Ya en el siglo XX Velasco Ibarra usó los términos: “abogadillos sin conciencia, mentes ratoniles, comunistas de cafetín”. Y a su vez Camilo Ponce se refirió a su anterior líder (de quien fue su ministro y a quien le debió la presidencia) como “un Matusalén político”. Carlos Julio, a su vez, calificó a un legislador como “catador de urinarios”. Y Febres Cordero al referirse a Osvaldo Hurtado lo calificó de “sociólogo vago” y a Don Buca como “loco artero”.

Y, quien al referirse a “las gloriosas” dijo que “las FF.AA. se llevan la mitad del presupuesto solo por desfilar el día 9 de Octubre”. Finalmente Correa calificó a nuestros embajadores como “vulgares momias cocteleras”. (FCV)