El mayor puente vacacional con 4 días de descanso obligatorio concluyó y dejó, como siempre, lecciones aprovechables.
La vigilancia en las carreteras estuvo eficaz, pues no solo fueron los vigilantes en los mismos terrenos del tránsito vehicular, sino que hasta se dispuso de naves aéreas para la vigilancia desde el aire.
Sin embargo, no fue tan rendidor para hoteles, restaurantes y hosterías que esperaban un mejor feriado en el aspecto económico. Las playas sufrieron especialmente las mañanas frías, y sin embargo miles de turistas se desplazaron buscando descanso y solaz en los balnearios de las provincias costeñas.
Luego del descanso por el Día de Difuntos y la patriótica conmemoración de Cuenca, ya no vendrán sino los días festivos de Navidad y de fin de año, que en esta ocasión serán muy cortos según las disposiciones anunciadas.
Entraremos luego a un nuevo año que, como siempre, traerá nuevas esperanzas que ojalá pudieran ser cumplidas cuando persisten en el país serios problemas, especialmente de índole económico que repercutirán en problemas de carácter político que ojalá no sean de tanta gravedad para que se pueda ya desenvolver el país en paz, especialmente cuando parece que mejora el precio del petróleo a nivel internacional.