Opinión
El respetable voto manabita
La consulta popular dejó muchos padrinos y muy pocos damnificados, pese a que su único fin no fue realmente consolidar la democracia en este país lleno de cuentos chinos e incertidumbre, sino más bien definir un recambio de fuerzas en todos los poderes del Estado. Los que dicen que ganaron se quedaron en el discurso demagógico de siempre, carente de propuestas concretas. Lo más triste fue ver a aquellos que convirtieron el fracaso en un triunfo por el hecho de que, según ellos, jugaron en cancha inclinada y aun así consiguieron una votación aceptable, pese a los casos de corrupción y al encarcelamiento del ex segundo mandatario.
No todos los que votaron contra el Sí pertenecen al Socialismo del siglo XXI. Basta ver lo que pasó en Manabí, donde se impuso el No en las tres preguntas cuestionadas por el correísmo, lo que de ninguna manera significa que esta provincia se haya convertido en el último bastión populista del anterior gobierno. Muchos se inclinaron por esa tendencia porque están desencantados con el sistema. La verdad es que aún hay cuentas pendientes por el terremoto y familias enteras que viven en la indigencia con mucho discurso y nada de acción. Con esa herida abierta, poco importó la tendencia política, simplemente fue un No a lo mismo de siempre. Por eso es respetable el voto manabita, cuya realidad difiere de la guayasense o pichinchana. La efectividad de esta consulta solo depende de nosotros, de que hagamos respetar nuestro voto y de que no nos engañen nuevamente con falsos notables que elijan a dedo a todas las autoridades de control.