Aparentemente, el expresidente de la República prefirió retornar de incógnito al país. En efecto, tomó un vuelo en una aerolínea internacional hacia Bogotá. Allí desembarcó y, según se conoce, tomó un lujoso avión privado, proporcionado por sus amigos, para llegar a Guayaquil. En la lista de los pasajeros de ese vuelo no consta Rafael Correa, sino Vicente Correa, y la aeronave aterrizó en una pista alterna. Correa no llegó a la terminal internacional ordinaria, dejando burlados a sus partidarios y a sus opositores que querían darle la bienvenida, cada cual a su modo.

El expresidente comenzó sus jornadas políticas, cantando y bailando en uno de los sectores de la ciudad y luego fue a la central de su partido, hoy dividido, para iniciar la preparación de la Convención del ala maltrecha de la Alianza PAIS que se reunirá en Esmeraldas.

Correa antes de venir destacó la sospecha de una reunión indebida del presidente Lenín Moreno con quien fuera jefe de la campaña presidencial de Trump, hecho suficientemente aclarado por el gobierno, volviendo a dejar al expresidente sin sustento para sostener que entonces hubo algo indebido.

Correa ya está aquí y veremos cómo le puede ir en sus giras políticas si acaso decide visitar algunas provincias, antes de retornar a Bélgica el próximo lunes 4 de diciembre.