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Opinión

Entre uno y tres meses para superar el ‘susto’

Lucero Llanos, Guayaquil
Luego del terremoto ocurrido el pasado 16 de abril, muchas personas, sobre todo aquellas de las poblaciones cercanas al epicentro del sismo, presentan nerviosismo, ansiedad y preocupación.
Hay quienes no pueden dormir e incluso entran en pánico al más mínimo movimiento que dé indicios de una réplica.
Este conjunto de sensaciones es conocido como Trastorno de Estrés Post Traumático (TEPT) y según explica la psicóloga Jéssica Rodríguez, del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, “sus síntomas tienen una duración de uno a tres meses aproximadamente”.
“El tiempo de recuperación ante un suceso de esta índole puede variar, no solo por el grado de afectación, sino también en base a las características  del individuo, que le permitirá procesar lo sucedido de forma más autorregulada”, añade la profesional.
La ‘Guía práctica de salud mental en situaciones de desastre’, elaborada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), detalla que entre una tercera parte y la mitad de la población expuesta a una catástrofe sufre alguna manifestación psicológica.
José Antonio Echauri, especialista en salud mental y miembro de la ONG Salvamento, Ayuda y Rescate (SAR) de Navarra, España,  precisa que es de suma importancia ofrecer ayuda psicológica desde las horas inmediatamente posteriores al siniestro, con un apoyo que pueden llevar a cabo incluso bomberos, policías o voluntarios previamente capacitados.
Ana Ruiz, de la misma agrupación de rescate, añadió que el objetivo de esta primera etapa es “normalizarlos” o hacer que entiendan que los síntomas que están sintiendo son normales; además de facilitar la expresión emocional, para lo cual el profesional estará dispuesto a escucharlo.
Sin embargo esto no quiere decir que se deba presionar a la persona para que se desahogue. “Si no quiere hablar, no hay que obligarla. Hay que darle su espacio”, enfatizó.
“Finalmente debemos intentar que la persona vuelva a recuperar su estilo de vida normal. Hacer lo posible para que retome las actividades que realizaba anteriormente. Estar activo le facilitará la recuperación”, dijo la psicóloga española.
Otra de las tareas de esta intervención inicial será disminuir la incertidumbre frente a las réplicas, a través de lo científico. “Hay muchas ideas irracionales como que es un castigo divino. Nuestro trabajo es desarmar esos mitos”, menciona Echauri.
‘Párele bola’ a su mente
Dejar desatendida a su salud mental porque “ya se le pasará” o porque “no está loco como para ir a un psicólogo” es un grave error.
“En muchas ocasiones se considera que ‘tan solo se necesita de fuerza de voluntad o de decisión’, cuando en realidad la atención profesional es pertinente y extremadamente necesaria”, recalca Jéssica Rodríguez.
Y es que si la sintomatología post traumática no es atendida   puede desencadenar patologías asociadas, como trastornos de ansiedad, trastornos depresivos, paranoia, conductas suicidas, trastornos del sueño, entre otros (Ver infografía).
Por eso, durante la segunda etapa de atención psicológica  lo idóneo es establecer un plan terapéutico emergente, que incluya una evaluación del estado mental actual del individuo, el cual ayudará a prevenir problemas posteriores.
“A veces nos encontramos con resistencias porque nos etiquetan como ‘loqueros’. Pero hay que darle la vuelta e invitarle a trabajar ese aspecto. Las etiquetas asustan, mas de alguna manera vamos a intervenir, ya sea a través del juego, el contacto, las experiencias o estrategias indirectas para entrar en el problema”, menciona Echauri.
En primera instancia, el especialista recomienda que se acuda a la ayuda desde la psicología; y que en los casos más exacerbados, se lo haga, acompañado de medicación, a través de los psiquiatras.
Mientras que Rodríguez hace hincapié en que, en caso de que fuera necesaria la utilización de terapias alternativas (como terapias grupales, ludoterapia, etc.), lo básico es buscar una intervención profesional.

 

Resiliencia

En psicología hay algo que se llama resiliencia, que es la capacidad de volver al estado anterior, a pesar del impacto de una circunstancia traumática.
Echauri menciona que el tiempo que tomará esa “normalización” será diferente en cada persona, pues dependerá de varios factores como el impacto que haya recibido, las pérdidas personales y materiales, la seguridad, la experiencia, entre otros.
“Puede fallecer un familiar. De repente estoy triste y me da por llorar, mientras que mi hermano va elaborando su duelo y le aparece a los meses. Cada uno va a gestionar sus emociones en función a varios factores y hay que dar espacio a eso”, apostilla.

 

Para calmar los nervios

La experta en medicina integral y complementaria Sandra Mercado aconseja que para calmar los nervios de manera natural se puede ayudar de la siguiente manera.

1. Flores de Bach
La mezcla llamada “Rescate” es la más idónea para situaciones que provoquen agitación emocional. Está compuesta por cinco esencias: cherry plum o cerasífera (calma la desesperación y recupera el control), clematis o clemátide  (evita la desorientación y la pérdida del conocimiento), impatiens o impaciencia (calma la ansiedad y la tensión), rock rose o heliantemo (calma el pánico o terror paralizante) y star of Bethlehem o leche de gallina (ayuda a reponerse del aturdimiento o shock). Se echan 4 gotas en un vaso de agua y se bebe a sorbos. Si no hay líquidos disponibles se pueden tomar las gotas directamente del frasco o aplicar sobre las muñecas o las sienes.

2. Valeriana
Se pica finamente medio centímetro de raíz de valeriana, se la pone a hervir en una taza de agua por tres minutos y se toma antes de dormir. Se pude ingerir también tres veces al día siempre que la persona no maneje maquinaria o un vehículo. También existen gotas de valeriana, las cuales se deben consumir de acuerdo a la indicación de la farmacéutica que lo comercializa.

3. Agua del Carmen
Es una fórmula de base herbaria. Entre las plantas medicinales que la componen figura la melisa o toronjil, que actúa sobre el sistema nervioso y tiene efecto calmante. También contiene raíz de angélica, clavo de olor, canela, entre otros elementos. Se toma según la instrucción de cada casa comercial que lo elabora.

4. Agua de lechuga
En un litro de agua se pone una lechuga cortada en pedazos y se deja hervir. Rinde para cuatro personas y sí puede ser tomada por niños y embarazadas.

5. Terapias de biomagnetismo
Esta técnica específica ayuda a aliviar al cuerpo que ha quedado polarizado. Mercado recomienda de una a tres sesiones, dependiendo del caso.

6. Agua caliente y sal para los pies
En una lavacara con agua tibia poner cuatro cucharadas de sal de cocina y sumergir los pies mientras toma agua con flores de Bach, valeriana o del Carmen.

7. Respiración con visualización creativa
La respiración es otra buena manera de calmarse. Inhale contando hasta cuatro y luego exhale en el mismo tiempo. A su vez vaya imaginando que con cada repetición va creando un lado de un cuadrado y no se detenga hasta completarlo. Al finalizar se sentirá más calmado.