Opinión
Al que le van a dar le guardan
Hay presidentes de la República que han marcado épocas en diferentes países. Cítese como ejemplos, entre muchísimos, a Hugo Chávez, en Venezuela; a Rafael Correa, en Ecuador, y a Álvaro Uribe Vélez, en Colombia.
Ellos han detentado el poder, para bien o para mal y escribieron con su gestión la historia de millones de personas, la misma que sus nacionales valoran como a bien les da su gana.
A todas estas resulta que el último de los citados, Uribe Vélez, acaba de caer, por primera vez en su vida, en desgracia.
La Corte Suprema de Justicia de Colombia lo llamó a indagatoria por un presunto manejo doloso de falsos testigos y puede que, de prosperar, sea hecho preso.
Un extremo que, sin duda, mueve los cimientos en ese país por la trascendencia que tiene Uribe en la vida política criolla.
Para sus detractores, su paso por la vida pública ha dejado hondas huellas de violencia en esa nación; suman 8 millones de víctimas del conflicto, 220 mil muertos y casi 100 mil desaparecidos. A él le achacan ‘los que son y hasta los que no son’.
Para sus seguidores, es una puñalada por la espalda de adversarios antiquísimos del personaje como la izquierda extrema y moderada y cierta clase dirigente que piensa distinto a él. ¿Qué vendrá? Por lo pronto: incertidumbre. Y en el caso del citado basta decir: al que le van a dar le guardan.
Frase: “Quien ve a los 50 años lo mismo que a los 20, ha perdido 30 años”. (Mohamed Alí. boxeador).