Guayaquil y su atracción turística

El esfuerzo desarrollado durante las dos últimas décadas ha hecho de Guayaquil una de las ciudades turísticas más importantes con ferias, congresos, convenciones y gastronomía.

Estos reconocimientos internacionales para Guayaquil silencian las críticas que un sectarismo político, implementado desde el poder, pretendió no solo desestimar, sino liquidar los grandes pasos que en el aspecto urbanístico y social habían dado las últimas administraciones de Febres-Cordero y de Nebot.

Si se miran los logros conseguidos sin prejuicios ni odios se concluye que Guayaquil es la ciudad más progresista del país y la que mejor ha administrado sus recursos sin recurrir al Poder Central para garantizar su progreso. Al contrario, en la última década, para solventar su futuro tuvo que esquivar la permanente amenaza desde Carondelet.

Los premios internacionales logrados por Guayaquil dejan sin piso a las arremetidas del Ejecutivo que se empeñó en desconocer la gran tarea del Municipio porteño.

Más bien, esa postura negativa de la última década está sufriendo severas críticas no solo por la falta de una planificación técnica, sino en los graves hechos de corrupción que se están descubriendo casi todos los días.