Me encantaba tomarme un par de cervezas con limón y sal y si era una ensalada de cangrejo ¡Bingo! El problema es cuando el adicto se sienta 2 o 3 veces por semana a “chupar”, y busca farra, reuniones y no deja de ingerir trago donde va. Esta droga la conozco de memoria porque trabajé con alcohólicos cuando estudiaba Medicina en Cuenca. Un colega lloraba y ofrecía que no iba a tomar más... Recaía y había que internarlo.

Recién, un amigo que trabaja en un centro de rehabilitación de adicciones me dijo: “Dr., uno de los vicios más difíciles de dejar es el alcohol”. Muchos lo hacen solo cuando ya le han pasado cosas graves, que luego reconocen como inadmisibles para alguien inteligente.

Preocupa ahora que muchas mujeres toman igual o más que los hombres. En una última reunión las que tomaban eran las damas y los hombres estaban pendientes para llevarlas a casa. Antes era al revés y ahora bailan entre ellas y me parece bien porque antes tenían que estar sentadas esperando a que el hombre se decida a bailar, la mayoría prefería tomar con sus amigos.

No hay fiesta sin alcohol. Es parte de la actual cultura humana. En Roma veía cómo ponían la botella de vino en las comidas, igual vi consumir cerveza en Alemania como algo habitual.

Los hijos de alcohólicos sufren de alteraciones psicológicas como alteraciones del sueño (sonámbulos), bajo rendimiento escolar y trastornos emocionales (lloran por todo). Ojo con la persona que se inventa el pretexto para una “chupa” cada semana, porque podemos estar en presencia de un adicto a esta droga.