Las guerras perpetuas

En una civilización de consumo como la nuestra, las cosas se fabrican para ser usadas. Las armas exigen guerras y las guerras exigen armas. Cada minuto se gastan 3 millones dólares en la industria militar en el mundo, fabricadas por los 5 países más poderosos, con derecho al voto de la ONU. Aquí la interrogante es. ¿Tendremos paz en el mundo: si eso está en manos de quienes hacen el negocio de la guerra?

“En las guerras de los últimos 30 años se han gastado 14 billones de dólares, con cientos de miles de muertos. Y no han sido propugnadas por un líder determinado, sino por todo un sistema”, dice el cineasta norteamericano Oliver Stone.

Estas guerras invocan nobles motivos: el progreso, la civilización, la democracia etc. “Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar que mata para robar”.

Las nuevas guerras no son como las antiguas con objetivos ideológicos o políticos, y tienen que ver con el poder y los beneficios económicos. Nada del territorio se ocupa, tampoco hay una sustitución política clara de gobierno, simplemente todo se destruye. Una guerra sin solución, sin final, una guerra para ser perpetua...

Que se quiere atacar a Venezuela a través de una “avalancha democratizadora” es demencial y antipatriótico porque ya hemos constatado en Irak, Libia, Afganistán o Siria se convierte a esos países en un manicomio ingobernable, en una no-patria sino en una tierra de nadie.