Las peligrosas motocicletas

Andar sobre dos ruedas y no sobre cuatro, como con los coches del pasado y los automotores del presente, exige un equilibrio que se impuso con la invención de la bicicleta que todavía usamos y que se ha vuelto, además, en un aparato deportivo. Pues bien, con el uso de la energía impulsada por la gasolina y el diesel, es decir con los motores, entró a la moda el uso de la motocicleta que se convirtió, sobre todo, en un transporte más barato que el automóvil y que, por ende, está al alcance de personas de pocos recursos económicos.

Sin embargo, dicho transporte se ha convertido en peligroso en estos últimos tiempos. No solo porque sus conductores se dejan llevar por el vértigo de la velocidad (conduciendo a veces sin cascos) que muchas veces los conduce a la muerte por los accidentes que a diario informa la prensa, sino también porque es usado preferentemente por los sicarios para cumplir sus encargos o “trabajos” de asesinar por paga. Y es que las motos les brindan a los criminales la facilidad de poder desaparecer rápidamente del lugar en que han cometido su delito. Ello ha obligado a la Policía a desconfiar de los motociclistas y a emprender severas campañas que obligan a la revisión permanente de estos vehículos en las ciudades, lo que ha hecho que miles de motocicletas ahora estén abandonadas en los patios de la institución policial sin que aparezcan sus propietarios.

Es necesario, pues, al haberse intensificado el número de asesinatos, sobre todo por “arreglos de cuentas” entre narcotraficantes y, por consiguiente, el aumento del sicariato, que se controle severamente el uso de las motos que sirven para cometer crímenes. Y también que se obligue al uso del casco protector...