Opinión
Los tan cuestionados “pitos”
Alguien dijo que los puestos más peligrosos en un partido de fútbol, en cualquier país del mundo donde se práctica este popular juego, son los de arquero y de árbitro.
Alguien dijo que los puestos más peligrosos en un partido de fútbol, en cualquier país del mundo donde se práctica este popular juego, son los de arquero y de árbitro. En el primer caso se entiende porque el guardián de los tres palos tiene que sufrir la arremetida de una delantera que quiere perforar su valla, y hasta de los mismos zagueros ante la vieja premisa futbolera que dice que “la mejor defensa es el ataque”.
Y, en el segundo caso, el asunto tiene todavía una explicación más directa siendo que los hombres del pito (antes aparecían vestidos de negro como presagiando su propio luto...) son casi siempre atacados por los partidarios de los dos equipos en juego, ya que cualquier decisión en contra es considerada como un error malintencionado buscando favorecer a la oncena a la que le toca disparar el penal o el tiro libre. Es por eso que la pobre mamacita del árbitro está siempre en la boca desatada de los que asisten a la general, a las tribunas o a los palcos, adjudicándoles a la inocente dama el peor de los calificativos.
En los actuales momentos se acusa al arbitraje nacional de andar pitando penales a diestra y siniestra, desdiciendo de la imparcialidad de quienes dirigen los partidos como jueces. Y hasta el nuevo gobernador, “Pepe Pancho” Cevallos (que fue dueño de “las manos del Ecuador”) y que es también el mandamás en el Ídolo, ha puesto el grito en el cielo acusando a los árbitros, de la misma manera que la oposición acusa al Poder Judicial de secuestrado por el correísmo, aplicando el viejísimo calificativo que, al parecer, viene desde la mismísima época de la Colonia, de “jueces vendidos”.
Fernando Vera, Los Ceibos