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Diario Extra Ecuador

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Por Lic. Jhonny Muñoz Lima

Los adultos mayores son ciudadanos que merecen más respeto de sus familiares, y de la comunidad en general. Recién estaba esperando un bus de la Metrovía en Guayaquil, para dirigirme a mi lugar de trabajo, y cuando el vehículo se estacionó me sorprendió que algunos jóvenes subieran primero dejando para el último que lo hicieran dos personas de la tercera edad. Después en el carro me percaté de que tres damitas jovencitas estaban sentadas en los asientos destinados para los “viejitos” y no tuvieron ninguna de ellas la amabilidad de cederle el asiento a una anciana que iba de pie, lo que en cambio sí hizo un anciano que se paró para que ella pueda sentarse.

Pregunto, ¿dónde está el respeto que debemos guardar hacia los adultos mayores? Demostremos nuestra cultura y educación en todo momento, no olvidemos que algún día llegaremos -Dios lo permita- a ser ancianos como ellos.

El respeto y la amabilidad deberían regir las principales normas de conducta que gobiernen la vida de todos. Pero ciertas personas dejan bastante que desear pues, en determinadas ocasiones, actúan de manera totalmente irracional e incivilizada, en lugar de reconocer sus errores y ofrecer disculpas por haber cometido una mala acción o algún descuido en sus procedimientos.

Al respecto, me he enterado del caso de un ciudadano que hace poco estuvo a punto de ser atropellado en una ciudadela ubicada al norte de Guayaquil por un negligente conductor ( que dio marcha atrás a su carro de improviso), quien cuando el asustado peatón le reclamó por su temeraria maniobra le mentó a su madre e incluso lo invitó a pelear. Pero el sorprendido transeúnte (que esperaba una disculpa del chofer) aunque estaba indignado por el maltrato recibido no aceptó la insólita propuesta y decidió retirarse para evitar problemas.

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