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Opinión
Mayor protección merece la mujer
En otros tiempos se decía que a una mujer no hay que ofender ni siquiera con el pétalo de una rosa. Y es que también suele decirse que todo tiempo pasado fue mejor.
Hoy, cuando el sexo femenino, llamado impropiamente débil, aunque cumple funciones que dejan la sensación que su desempeño es mejor que el de la otra mitad, es decir de los hombres, la antigua percepción se ha ido perdiendo y las ofensas de palabra y de hecho son ahora casi el pan de cada día.
Sin embargo, entes públicos, como el Municipio de Guayaquil han adoptado en su tarea legislativa una ordenanza para proteger a la mujer y evitar que se convierta en una víctima de la violencia masculina a veces con hechos, como el asesinato que en la nueva legislación se llama femicidio.
Hay que volver a la antigua consideración de la mujer, sabiendo que es madre, novia, esposa; es decir todo cuanto el hombre no solo debe respetar, sino amar.
Ojalá que la ordenanza municipal otorgue protección eficaz a la mujer para que no solo fluya un respeto máximo, sino un amor que cubra sus roles tan importantes en todos los tiempos, pero especialmente en los actuales en que la mujer ocupa funciones básicas en la sociedad y no solo en la intimidad del hogar.