Exclusivo
Opinión
Mensaje de esperanza en el nuevo año
Inexorablemente, el transcurrir del tiempo marca la culminación del año 2018. Con advenimientos y pérdidas de seres amados en la familia; con saldo positivo o negativo en la economía y en las finanzas; con aciertos y desaciertos democráticos o no; con el déficit de las potencias impotentes de combatir el hambre y la desigualdad en el mundo.
La polaridad del bien y el mal ha existido en la Tierra como antagonismo irreversible en todas las eras de la historia de la humanidad.
Iniciemos el 2019 con realismo, aceptando lo que las limitaciones humanas no podrán cambiar y procurando crear gratos momentos para alegrar nuestra efímera existencia practicando las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad y los principios éticos y morales de honestidad, decencia, rectitud, prudencia y justicia desechando la corrupción, maldad y la impunidad de los males sociales.
Avancemos juntos cumpliendo razonablemente los modestos y sinceros impulsos del corazón conservando la paz con Dios y con el Yo interior, siempre con devoción elevemos una plegaria al cielo por quienes están recluidos en las cárceles, internados en los hospitales y por los olvidados en los asilos de ancianos, por los que tienen que caminar largas distancias para conseguir un vaso de agua y por los que no tienen alimento que probar.
Mientras tanto, sigamos siendo parte de la humanidad del siglo XXI, subsistiendo en esta convulsionada época de rápidos cambios tecnológicos y materialistas que relegan a los que menos o nada tienen. Fortalezcamos el espíritu recibiendo y partiendo de las buenas nuevas con amor, bondad, generosidad, reflexión, aun con todos sus infortunios. El mundo todavía es hermoso.