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Opinión

Las cuentas no cuadran

Las autoridades, unas designadas por votación popular y otras escogidas de ternas o concursos públicos, ganan sueldos no mayores a seis mil dólares mensuales. Esos recursos son insuficientes para tener la holgura económica que muchos ostentan en sus actividades privadas. Las cuentas, por más veces que se saquen, no cuadran. Hacen magia para multiplicar los recursos o tienen negocios escondidos.

Difícilmente puede un alcalde, con un salario que no llega a los cien mil dólares anuales, viajar con frecuencia a destinos paradisíacos y costear fastuosas celebraciones. O un director de una institución pública comprar yates, haciendas o grandes terrenos al pie del mar.

No pueden exfuncionarios, con los recursos que ganaron en sus administraciones, ser accionistas de múltiples empresas. Sus declaraciones anuales del impuesto a la renta ante el Servicio de Rentas Internas muestran que ellos no han obtenido más recursos que los cancelados por las entidades públicas a las que han pertenecido. Sin embargo, exhiben ante los ecuatorianos sus enormes lujos, como si se tratase de grandes logros.

Los organismos de control tienen el deber de indagar de dónde obtuvieron el dinero para llevar tan alto tren de vida.