Muchos ecuatorianos desconocían que en nuestro país hay inscritos en el Registro de Organizaciones Políticas del Consejo Nacional Electoral, nada menos que 283 grupos distintos, mientras que otros 11 siguen esperando que el CNE termine de comprobar su existencia formal.

Todos, o casi todos, pretenden que sus promotores sean candidatos a los diferentes cargos de elección popular, hasta a la mismísima Presidencia de la República. Esto se evidenció en las elecciones del domingo 7 de febrero, en que aparecieron 16 aspirantes a la jefatura de Estado, mientras en otros países que tienen cientos de millones de habitantes, los candidatos no pasan de cinco o seis.

Aquí se impuso la vanidad humana, pues algunos aspirantes sabían bien que tendrían bajísimas votaciones, pero querían darse el gusto de decir “fui candidato a la Presidencia de la República” a sabiendas de que tendrían escaso apoyo popular.

¿Cuántas tendencias políticas hay o deben haber en nuestro país? No deberíamos pasar de la decena, pero que lleguen a 283 suena risible, por no decir ridículo. ¿Hasta cuándo tendremos tantas tendencias políticas y por qué sucede esto?

Todo esto genera confusión en el electorado, complica la comprensión de las propuestas, pero también propicia el frecuente cambio de preferencias entre los votantes. Así no se consolida la democracia.