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Opinión

Editorial: Afganistán y los que se van

El mundo se ha acostumbrado a escuchar durante años sobre las guerras entre los ‘gringos’ contra ciertos países de Medio Oriente que no comulgan con los ‘procesos políticos democráticos’ que se estilan en países de Occidente. En el transcurso de la historia, los ‘del norte’ han intervenido en estos conflictos como ‘mediadores de paz y garantes de los derechos humanos’. Claro está que su filosofía no solo es expresada con bonitos discursos de integración, sino que también hacen uso de artillería militar, ya que como dicen las abuelas: ‘la letra con sangre entra’.

Luego de casi 20 años de intervención norteamericana en territorio afgano se abandona esta región con la suerte de este país echada, y los ‘gringos’ verán los ‘toros de lejos’, liberándose de cualquier matanza contra su gente. Pensaron poder defenderse del ataque de grupos talibanes, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Afganistán fue invadida por grupos armados causando que su pueblo aterrado busque los aeropuertos o cualquier otra salida para escapar de este régimen radical y sangriento que sobre todo no respeta los derechos de la mujer, degradándola a poco o nada.

Recordemos que todo se intensificó luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, cuando el expresidente George Bush apuntó todos sus misiles y ataques hacia el pueblo talibán y los países que respaldasen a los grupos de Al Qaeda, en especial a todo aquel que proteja y encubra a Osama Bin Laden.