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Opinión
Editorial: No alcanza con solo trapear
Es momento de replantear las estrategias municipales y priorizar acciones reales que devuelvan la dignidad a los espacios públicos
Los centros históricos y cascos comerciales son el corazón de las ciudades. En ellos confluyen ejecutivos, empresarios, comerciantes, turistas nacionales y extranjeros. Todo ese movimiento, generado por las actividades diarias, debería darse en un entorno limpio y ordenado. Sin embargo, en Quito y en Guayaquil esto parece estar fallando.
No es nuevo que los ciudadanos denuncien la insalubridad creciente en zonas altamente comerciales y turísticas. Hoy ya no basta con una trapeada al iniciar y terminar la jornada. Por la presencia constante de personas en situación de calle, sumada a quienes, por falta de conciencia cívica o simple desinterés por su entorno, ensucian las calles, los esfuerzos municipales resultan insuficientes.
Portales, pilares, veredas, pasos a desnivel e incluso monumentos se han convertido en focos de basura y malos olores. La estela nauseabunda que se arrastra por cuadras enteras es una muestra del deterioro urbano y también institucional. Es momento de replantear las estrategias municipales y priorizar acciones reales que devuelvan la dignidad a los espacios públicos. Limpiar una ciudad no es solo barrerla: es cuidarla, ordenarla y atender a quienes la habitan, sin dejar a nadie tirado en la calle.
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