Opinión
Cartas al director: trabajadoras sexuales mayores
Hay mujeres que hacen del cuerpo su medio de explotación, solventando así su manutención y hasta en muchos casos, la de su propia familia.
Hay mujeres que hacen del cuerpo su medio de explotación, solventando así su manutención y hasta en muchos casos, la de su propia familia.
A muchas les desagrada el oficio, pero fueron inducidas por hombres que les prometieron amor abusando de su ingenuidad, haciéndolas cargar la cruz de la deshonra en calles, plazas y portales. Cuando pasa el tiempo ese cuerpo pierde atractivo y comienza a pulular en los más lúgubres lupanares en busca del cada vez más escaso cliente.
El vulgo las observa con apodos y burla. Claman al Estado por sus derechos laborales, que existe cuando hay un patrón, empresa o institución que las haya enrolado. En el trabajo libre se valen por sus propios derechos. Estas ciudadanas debieron afiliarse voluntariamente al IESS para gozar de seguridad social.
Invocamos al MIES a crear la Casa de Retiro para meretrices mayores que deambulan y duermen en aceras, bajo pasos elevados.
Previa por parte del IESS, las Casas Colectivas de Gómez Rendón y José Mascote (Guayaquil) serían las adecuadas, luego de remodelárselas. Se financiaría con la contribución de un dólar de los 6’384.101 votantes masculinos de las últimas elecciones.
El recaudo podría realizarse en cada recinto electoral donde se sufragó, determinando un domingo para este ejercicio social. El beneficio sería para todas las mueres del caso, de todo el país. Tienen la palabra el Gobierno y el MIES.
César Antonio Jijón Sánchez