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Opinión

Editorial: ¡A darles donde más les duele!

El control estricto de carreteras y puertos no debe ser visto únicamente como una necesidad operativa, sino como una prioridad nacional

La crisis de inseguridad en Ecuador ha escalado hasta alcanzar sectores estratégicos de la infraestructura nacional, poniendo en riesgo no solo la vida de millones de ciudadanos, sino también la estabilidad económica del país. Las organizaciones criminales han convertido las carreteras en rutas para el tráfico ilícito y, en algunos casos, en improvisadas pistas de aterrizaje. Mientras tanto, los principales puertos del país se han transformado en plataformas para la exportación de droga hacia Estados Unidos y Europa.

Frente a esta realidad, expertos y autoridades coinciden en la urgencia de frenar los circuitos logísticos que hoy alimentan y sostienen estas redes delictivas. El control estricto de carreteras y puertos no debe ser visto únicamente como una necesidad operativa, sino como una prioridad nacional.

El repunte de la violencia en ciudades como Guayaquil deja en evidencia que las estrategias actuales resultan insuficientes para debilitar a estas estructuras. Sin paz, afirman, no hay futuro para la economía ni garantías para la vida cotidiana de los ecuatorianos.